Entramos al Labirinto, con Rodrigo Savazoni

21 de junio de 2016

 La participación, la innovación y el debate llegan a Santos de la mano de Lab.irinto, un espacio que Rodrigo Savazoni, uno de sus fundadores, espera que se convierta en referencia y punto de encuentro para los brasileños que como él quieren mejorar el mundo en el que vivimos. Las puertas se abren el 22 de junio y Rodrigo nos cuenta que nos encontraremos al adentrarnos en este nuevo laboratorio

¿Cómo nació Lab.irinto?
RS: LAB.IRINTO es una metodología que creamos para construir soluciones en conjunto con las personas. Nació de la necesidad que encontramos de construir un laboratorio de manera colaborativa, articulando primero una red de iniciativas, para después pensar otras cuestiones como la promoción y la financiación, porque creemos que un laboratorio de innovación ciudadana es una infraestructura al servicio de una red y si esa red no existe, la infraestructura queda vacía y sin uso. Pero si la red existe, un laboratorio puede ser un gran detonador. Lab.irinto ha sido una metodología que hemos utilizado para construir el LABxS (Laboratorio de Santos, Brasil), que será un laboratorio de cultura libre e innovación ciudadana que vamos a construir en la región porteña de Santos, una ciudad a 60 km de Sao Paulo. En Santos está localizado el principal puerto de América Latina y en su isla tuvimos el primer núcleo urbano organizado de Brasil, Sao Vicente. Resumiendo, se trata de un proceso de debates, intercambio de experiencias y articulación internacional entre los creadores del Laboratorio de Santos, de otras regiones de Brasil y del mundo, con tres objetivos principales: subsidiar el concepto de LABxS, un laboratorio de cultura libre e innovación ciudadana; fortalecer la red nacional de cultura libre e innovación ciudadana y avanzar en nuestra articulación internacional.

¿Cuáles son las relaciones de Lab.irinto y las residencias de Segib?
RS: Yo diria que de no ser por las residencias realizadas en Mediaba-Prado por parte de Segib el año pasado, no existiría Lab.irinto. Fui ahí donde pudimos participar en el LabMeeting, organizado por iniciativas españolas. Me fui de Madrid pensando que necesitábamos un encuentro como aquel para articular el panorama brasileño, para fortalecer la articulación de lo que producimos en Iberoamérica, y para traer esa potencia para fortalecer nuestro proceso local. Es decir, Lab.irinto es uno de los innumerables hijos del generoso programa de Innovación Ciudadana que Segib desarrolla. Incluso creo que en este momento, también puede ser un proceso de fortalecimiento del propio programa. Gracias por ejemplo al trabajo que hacen dos personas que están directamente ligadas a Lab.irinto, Georgia Nicolau, co-curadora, y Gabi Agustini, que es conferenciante y conducirá la metodología sobre sostenibilidad, estamos acercando a los LatinLabers, como nos llamamos desde Madrid, a actores de Global Innovation Gathering, una red con fuerte presencia africana y asiática. Creemos que así tejemos una red más potente desde el sur del planeta, para pensar y producir tecnologías de otra manera.

¿Cuál es el valor de Lab.irinto para Brasil en estos momentos?
RS: Creo que ya estamos en el momento de la reconstrucción, caminando en medio de los escombros de un golpe jurídico-mediático. En ese sentido, Lab.irinto es parte de ese esfuerzo de reconstrucción. Necesitamos profundizar y rediseñar un programa para Brasil en los próximos años. Ese programa tiene que ser internacionalista y municipalista al mismo tiempo. Necesitamos construir una agenda de defensa y de desarrollo del bien común. Solo así conseguiremos superar la visión desarrollista y destructiva del capitalismo. Y no podemos esperar más. Santos, en nuestro país, es una de las ciudades que más puede sufrir con el calentamiento global. La región en la vivo puede quedar bajo el agua de aquí a 40 años. Únicamente con mucha creatividad, invención, y compromiso con el presente y el futuro, podemos revertir ese cuadro. En ese sentido, creo que los laboratorio de Innovación Ciudadana, en cuanto a que estamos construyendo nuestras ciudades como nómadas y de vocación internacional, como el LabiCCo, pueden ser polos aglutinadores de la red de personas que quieren luchar para que tengamos un futuro.

¿Cómo Lab.irinto puede mejorar la vida de las personas de Santos y de Brasil?
RS: Voy a contar una historia para responder a esa pregunta. Lab.irinto no es solo el evento que ocurre entre el 22 y el 24 de junio. Envuelve una serie de actividades desde abril y una de ellas fue la oficina de mapeo en asociación con Segib y el colectivo de arquitectos de VIC – Viveros de Iniciativas Ciudadanas. Hicimos ese taller sin saber qué esperar, pero la utilizamos como inductor para nuestra articulación de nuestra red local. Fue un éxito. Reunimos experiencias de cultura libre, permacultura, política cultural, derechos humanos, ciudadanía, educación inclusiva y tanta otras. El retorno que obtuvimos fue fantástico. Las personas nos decían: “guau, estamos acostumbrados a decir que no hay nada en nuestra región. Pero mira cuantas iniciativas existen y no las conocíamos”. Creo que para Santos este proceso está ayudando a un necesario movimiento para revernos en nuestra identidad. La ciudad y la región fueron símbolos de una vanguardia modernista y en función de una serie de factores, pero ese brillo se perdió. Aún así, esa característica está adormecida, no muerta. Lo que estamos haciendo es sumarnos a una serie de personas que vienen luchando a lo largo de los años para no dejar que la llama de la creatividad se apague. Y tal vez ahora podamos prender nuevas hogueras. Para mí, el buen vivir pasa por estar en ciudades que sean sostenibles, creativas, inteligentes, pero que hagan eso valorando su población y sus características históricas. En ese sentido, pienso que nuestro laboratorio puede contribuir a mejorar la vida de las personas de nuestra región, donde hay muchos problemas que tienen que ser superados.

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