La renovación de la esperanza: una mirada al LabicxLaPaz

Posted in - Ciudadania & laboratorio ciudadano & Participación en Mar 19, 2018 1 Comments

Por Gustavo Montenegro

 

Guerra, corazón y paz

«Nosotros dejaremos las armas cuando ellos acepten el 90 por ciento de estas propuestas», le decía alias Jairo a Martín Caparrós en una crónica publicada en 1999 en la revista Gatopardo. El tono desafiante del entonces guerrillero hacía ver como un imposible que la paz pudiera firmarse entre el gobierno y las FARC. 17 años después, la utopía se convirtió en una realidad palpable. La firma de los acuerdos de paz en el Teatro Colón de Bogotá echaba al traste la pesadilla de lo inalcanzable.

En Nariño, al sur de Colombia, a 833 kilómetros de distancia de la capital de Colombia, el posacuerdo quiere tener apellido ciudadano. Es 14 de febrero de 2018. Todo empieza en silencio. Los participantes del Laboratorio de Innovación Ciudadana por la Paz comienzan a llegar. Mujeres y hombres, guiados por la intuición, se van acomodando alrededor de sus mesas de trabajo. Buscan reconocerse. Algunos ya se han saludado desde la noche anterior cuando fueron recibidos con música y bailes propios del Carnaval de Negros y Blancos que hace parte de la identidad cultural de este rincón sur del país.

 

«Primero fue la convocatoria de los proyectos. 10 fueron seleccionados. Luego se abrieron las puertas para recibir las propuestas de los colaboradores; 100 en total obtuvieron un sí. «

 

Ahora, más de 100 personas de todo el mundo están en Pasto, capital del Departamento de Nariño, dispuestas y dispuestos a brindar soluciones a temas específicos desde los cuales se puede aportar de manera práctica en la reconstrucción del tejido social para la construcción de paz de cara al posacuerdo.

Desde distintos lugares del mundo llegaron promotores, promotoras, voluntarias, voluntarios, mentoras y mentores. Hasta aquí, hasta Nariño. A este territorio al que la guerra entró sin ser invitada dejando entre sus huellas de terror y muerte más de 386 mil víctimas. 5339 desparecidos. Más de 300 mil desplazamientos y cerca de 32 mil homicidios. Es el mismo Nariño que tiene en Tumaco, municipio del pacífico, la mayor cantidad de hectáreas sembradas con cultivos de uso ilícito de todo el país y al que la paz aún no llega después de haberse firmado los acuerdos de La Habana.

Pero Nariño es también “el corazón del mundo”. Geoestratégicamente ubicado entre el pacífico, los Andes y la Amazonía, se constituye en el único territorio Panamazónico del país. Biodiverso, pluricultural, multiétnico y complejo, Nariño es una síntesis del país. Aquí todos los países que son Colombia tienen lugar.

Pablo Pascale, responsable de los temas de innovación de la Secretaría General Iberoamericana, me mira con ojos brillantes y, con una emoción de niño, sacudiendo los brazos y su voz de hombre que acaba de despertar me dice: “esto podía estar pasando en Madrid, en Londres, en Río, pero está pasando aquí, en Pasto”.

Y como si fuera poco, Nariño hoy es punto de referencia en Colombia y Latinoamérica en temas de Innovación Social. El Gobernador del Departamento, Camilo Romero Galeano, fijó desde la construcción de su programa de gobierno los tres pilares sobre los que fundamenta su inspiradora administración: Gobierno Abierto, Innovación Social y Economía Colaborativa.

El de Nariño es el primer Gobierno Abierto de Colombia y cuenta con más de 13 herramientas que contribuyen a luchar contra la corrupción. El gobierno departamental se ha hecho merecedor de premios en innovación tecnológica aplicada a la transparencia administrativa y, más recientemente, recibió un reconocimiento a la mejor estrategia de presupuestación participativa desde una entidad pública. Aquí mismo tiene asiento un Centro de Innovación Social desde el cual se ha gestado también este Laboratorio de Innovación Ciudadana por la paz con el apoyo de la SEGIB y el Ministerio del Posconflicto.

Toda esta sumatoria de esfuerzos, de condiciones y de actores es lo que ha permitido que el mundo fije su mirada en Nariño y que ciudadanas y ciudadanos de Italia, Brasil, Ecuador, Argentina, España, Honduras, México, Portugal y Uruguay desearan ser parte de este encuentro de inteligencia colectiva para aportar soluciones, desde la gente, a los anhelos de paz que se mantienen vivos en el sur de Colombia.

labic1

Servidores de la paz

El laboratorio tiene muy poco de protocolo y mucho de trabajo. Se instala oficialmente y lo demás es metodología pura: aprender haciendo, resolver desde la autonomía de los equipos y avanzar lo que más se pueda durante el poco tiempo que dura. Tienen solamente 10 días antes de la presentación pública de cada resultado. Durante las jornadas de ideación y trabajo puro deberán hacer un auténtico esfuerzo colectivo para llegar a la mejor versión posible de cada proyecto.

Café va, café viene. Las mesas vacías del primer día se convierten con el pasar de las jornadas en improvisadas oficinas de trabajo. Mesas llenas de hojas de papel, esferos, marcadores, resaltadores de todos los colores. Hay quienes trabajan en sus portátiles y hay quienes todo lo escriben en cuadernos; otras todo lo resuelven en el tablero y en post-its multicolores. Ya no hay silencio. Se mueven de un lado para otro. Hay quienes buscan ayuda logística para comenzar su contacto con la comunidad. Otras ya han logrado agendar sus primeras tareas con los grupos poblacionales de su interés, mientras otros se toman el tiempo para enlazar amistades.

original

 

El Club Colombia de Pasto es ahora el nuevo hogar de estos innovadores de paz. Cada equipo define su cronograma, sus horarios, su ritmo. Los asesores invitados generan preguntas a los proyectos y la reformulación es una tarea constante. En un costado del gran salón, cuatro integrantes del equipo que ha propuesto diseñar prótesis impresas en 3D para víctimas del conflicto se encargan de calibrar las impresoras. Unas máquinas mágicas que convierten rollos de filamento similares al plástico, pero que se diferencian por ser biodegradables y de mayor flexibilidad, volviéndolos figuras que en otras épocas eran producto de la fabricación a gran escala.

 

«Desde que llegó con su entusiasmo desbordante, Gabriel Gómez no para de lanzar ideas, de hacer comentarios, de avivar al equipo. Lleva una barba de años. Llegó desde Santa Fe. Para Gabriel este es su segundo Laboratorio.»

 

Se define como un tecnólogo creativo y cada vez que habla hace notar su amor por el proyecto, por el servicio, por el laboratorio. «Nosotros ahorramos y buscamos la forma de estar acá», comenta con su tono de hombre del centro de Argentina. “Más o menos 2.000 dólares es lo que debo ahorrar para poder viajar. Ni siquiera somos voluntarios. Mi trabajo, aunque es social, no me llena lo suficiente para poder brindar servicio a otros”, reafirma.

original (1)

Mientras Gabriel está en Pasto, en su casa han quedado su esposa y sus dos hijos: un niño de 6 y otro de año y medio. “Yo tengo la suerte de que mi esposa me apoya en toda esta locura”, sonríe. Se vale de la tecnología para hacer videoconferencias y estar en contacto con su familia durante estos 15 días de ausencia en los que aprendió a bailar salsa y bachata. Gabriel se lleva los nombres de las frutas que desconocía y la alegría de las personas que fueron beneficiadas con las prótesis 3D que diseñó con su equipo multidisciplinario. Queda en su corazón la esperanza de poder servir de manera efectiva a las más de 900 víctimas que han perdido sus extremidades como consecuencia de la guerra en Nariño.

Salgo a tomar un café y me topo con Noelia. Noelia Bribián Giner es su nombre completo. Es rubia, rubísima. Delgada, muy delgada. 8.786 kilómetros la distancian de su Zaragoza natal. “No extraño nada”, dice, sin miedo, cuando le pregunto sobre estos extensos días tan lejos de casa. De hecho, los 700 Euros que ha invertido para poder llegar como colaboradora del proyecto “Telas de araña” tienen un significado particular. “Lo que para otros podría ser un gasto significativo de recursos, para mí es como pagarme un diplomado intensivo. Es mucho lo que he aprendido aquí”, afirma sin vacilar esta trabajadora social que se ha disfrutado el LABIC como una experiencia de aquellas que marcan la vida para siempre, que la cambian, que la hacen siempre nueva.

original (2)

La paz en nuestras manos

Pasan los días y avanza el Laboratorio. Estas 120 personas y más reúnen la vida misma. Están quienes sonríen siempre y quienes aún no evidencian gestos de emoción. Un día se sirve almuerzo para 30 vegetarianos y al siguiente 3 o 4 renuncian a la dieta de lechugas y tomaticos. En las pausas hay quienes aprovechan para tomar una siesta, otros fuman. Están quienes patean un balón y las que sostienen eternas tertulias sobre la vida. De todas las maneras aquí lo que hay es un montón de ciudadanas y ciudadanos de carne y hueso. Profesionales de todas las especies que coinciden, eso sí, en aportar desde sus seres y conocimientos algo para que aquello que llaman paz sea posible desde las pequeñas acciones.

Generar energía a bajo costo. Atrapar las nubes y exprimirles toda el agua posible. Diseñar plataformas educativas que lleguen a los lugares que se tomaron los violentos. Narrar la memoria desde el arte. Comunicar la resistencia indígena como símbolo de paz territorial. Llevar agua a los cultivos con pequeños aspersores. Jugar para ayudar a cambiar la mirada del mundo. Movilizar a la ciudadanía por causas sociales tangibles. Diseñar prótesis para las víctimas de la guerra o abrir una ventana comunicativa para que las personas desplazadas reconstruyan sus relatos. Estas son algunas de esas ideas que fluyen en forma de proyectos, pero que en esencia guardan los secretos de una ciudadanía que se cansó de esperar y que prefiere actuar.

 

«Además de los efectos de la guerra en lo rural, las ciudades también arrastran los impactos del conflicto. San Juan de Pasto, la capital de Nariño, se configuró con el tiempo en uno de los principales centros urbanos de acogida de población en situación de desplazamiento.»

 

Eso lo sabe ahora Valentín Ríos, uno de los colaboradores que se sumó a «La Ventana», uno de los proyectos de la línea de comunicación y paz que se construyó durante este LABIC.

Valentín es de los que sonríe. Su barba es más reciente. Voz gruesa. “Venir a Colombia es más caro que viajar a Europa”, me ratifica con pausa. Este realizador audiovisual y fotógrafo reconoce que “está bueno entender el mundo desde una perspectiva más internacional. Y que los problemas que existen en un país, de alguna manera nos involucran a todos”. Cuando Valentín regresa a mirar a las niñas y niños con los que desarrollaron la intervención social la voz se le quiebra y en sus ojos aparece un brillo renovado. “La Ventana fue increíble. Hemos hecho un proceso muy lindo con los niños de la urbanización San Luis en la Comuna 10 de Pasto. Es una oportunidad para que ellos se puedan conocer y expresar. El video es sólo una excusa para que ellos puedan ganar en autoreconocimiento y empatía con sus pares”. Finaliza, regresa a ver a sus pequeños. Los abraza y se los lleva al interior del teatro.

original (3)

Doce días después

Luego de los días de sol y de calor intenso llegó la lluvia a San Juan de Pasto. Así, de un golpe, ya es 24 de febrero. El Teatro Imperial de la Universidad de Nariño es el lugar elegido para la socialización pública de los resultados del Laboratorio. Los 10 equipos han logrado traer a representantes de las comunidades con las que desarrollaron sus pilotajes y sus acompañamientos. Adentro del teatro todo es emoción. El mundo está reunido para descubrir cómo la ciudadanía acompaña a la misma ciudadanía en la construcción de soluciones que ayuden a gestionar los conflictos desde otras perspectivas. Al fin y al cabo, de eso se trata, no de acabar con lo que nos conflictúa, sino de aprender a resolver los problemas de siempre con las herramientas del presente y del futuro.

 

«Uno a uno, durante los 6 minutos que se les ha permitido de exposición, pasan los 10 proyectos que se gestaron y maduraron durante el Laboratorio. Por el escenario pasa la música. Pasan los sonidos, los tonos, los gestos, los acentos, las distintas maneras de recrear el mundo. Por el escenario pasa la cultura de la paz hecha a imagen y semejanza de la ciudadanía. Es inevitable llorar.»

 

Aquí no hay un proyecto mejor o peor. No hay un proyecto que sirva más que otro. No es un examen. No se trata de evaluar el contenido, la forma o el impacto. Se trata de revelar que la misma ciudadanía es capaz de generar desde su contexto, desde sus sentires, necesidades y posibilidades, un sinfín de posibilidades para co-crear desde la inteligencia colectiva algunas respuestas desde las cuales se puede redefinir el destino de este territorio que clama paz, armonía, derechos cumplidos.

Pasan los 10 proyectos y queda esa emoción en lo profundo del corazón. Pasan los 10 proyectos y pasa la gente nuestra, la que habita el mundo con sus colores, sabores, ritmos, formas de hablar y habitar. Quedan 10 megapropuestas que se pueden replicar en Nariño, en otros departamentos y por supuesto, en los lugares de origen de los y las ilustres visitantes que llegaron a este Laboratorio a aprender y a enseñar sobre la construcción de paz.

Toda esta amalgama de ideación, acciones, viajes, textos que van y vienen; todo ese jugo de emociones, sensaciones, pensamientos y fuerzas; toda esta magia reunida en un solo lugar; todas estas personas sumando capacidades hicieron de que este fuera, como lo dijo la propia Secretaria General Iberoamericana, Rebeca Grynspan, «el laboratorio ciudadano más innovador y exitoso que hayamos tenido».

 

Doce días después la conclusión podía ser una sola, la que expresó el Gobernador de Nariño al clausurar la IV versión del Laboratorio de Innovación Ciudadana y el primero hecho por la paz de Colombia: “nos quedamos renovados de esperanza”.

 

original (4)

 

Publicado en: https://social.shorthand.com/gusmontenegro/3g9CIrVr73/la-renovacion-de-la-esperanza

email

(1) awesome folk have had something to say...

Please leave a Comment

Blue Captcha Image
Refrescar

*

Uso de cookies

Utilizamos cookies propias y de terceros para realizar análisis de uso y medición de nuestra web para poder mejorar nuestros servicios. Si continua navegando, consideramos que acepta su uso. Puede cambiar la configuración u obtener más información aquí.

ACEPTAR
Aviso de cookies